jueves, 30 de julio de 2009

Nueva vida

Había dejado mi sufrimiento atrás, todas mis preocupaciones con mi vieja piel. Me desise de todas mis maldiciones y cumplí el verdadero sueño de todo el mundo. ¿O quien no ha deseado alguna vez nacer de nuevo?
Yo cumplía ahora el sueño de muchos, al fin había ocurrido lo que más deseaba.

Sí, mi vida antes de el gran cambio sólo fueron penurias. Nada bueno qué contar, salvo tal vez un par de cosas buenas... no, las malas siempre las superaban.
Hombre blanco, metro sesenta, no muy agraciado, mal trabajo, ¿Será solo mi historia o la de muchos? Pero creí que le había dado fin en la tina, con el cuchillo cartonero, creí que ahí mis sufrimientos terminarian, lo mejor fue que tenía razón.

Por un momento todo oscurecio, pero segundos después yacia en una cama en la que jamás me habia acostado, mirando a un techo que jamás había visto... olía diferente, todo olía a mentas. Pensé en lo agradable que se sentía aquel aroma... lo aspire por un rato antes de levantarme.

Estaba en una habitación estampada en un mural verde con hermosos diseños que simulaban picas, como las de las cartas. Habían muchas fotografías. Un hombre de pelo mielaceo abrazaba a una hermosa chica de ojos celestes palidos como el agua pero dotados de mucha calidez y belleza. Fue entonces cuando advertí el espejo que se encontraba al lado de la comoda de las fotografías.

El hombre de pelo mielaceo era yo, el mismo desgraciado de tan solo un par de horas era el que ahora se miraba en el espejo en el cuerpo de otro hombre.

No intentaré expliar como acabe en el cuerpo de Dan después de mi... intento de suicido, lo único que en ese momento sabía era que era una oportunidad nueva. Tal vez eran exactamente los pasos a seguir para mi nueva vida. Averigue el nombre de Dan urgando en las comodas, era un joven estudiante de derechos ambientales. Podia acostumbrarme a él, incluzo hacer de su cuerpo toda una nueva vida.

Salí de mi casa, era Irlanda... nunca había estado en ese país, de hecho, nunca salí de Nueva York. Pero lo que más me sorprendió es que apenas me disponia a salir sentí de lo lejos los saludos de varios vecinos que me miraban con demasiada simpatía.
Fue entonces cuando camino a una cabina para preguntar en que lugar se encontraba la Universidad de Dan, mí Universidad, divise a la chica de los ojos celestes. Me miró y en su rostro se dibujo una sonrisa brillante como el sol y corrió a saludarme. Yo no supe como actuar cuando me beso, su beso fue extasiante... pero lo terminó rápidamente y me miró con el rostro extrañado.

- ¿Qué ha sido eso? - Fue su primera intervención, no supe que responderle así que me quedé callado. - Estas extraño.

Y qué si decía algo que la hacía sospechar... tal vez esto de "mi nueva oportunidad" no era tan fácil como parecía, pero Dan se veía muy querido, las muestras de cariño no paraban desde que salí de mi casa.

- ¿Vamos a la Universidad juntos? - Le pregunté tratando de sonar bastante formal, cuando las palabras salieron de mi boca me sentí más relajado. No era mi voz.

- Sí tontín... te ha pasado algo, te ves extraño, así como ido...

- No, no... nada, Celeste - Fue el primer nombre que recordé de entre los que vi en los papeles de Dan, esperaba no haberme equivocado.

- Bien, pues vamos llegando tarde así que mejor nos apuramos

Mientras más caminabamos más me iba acostumbrando a Celete, me contaba sus cosas y de paso me informaba de las propias mías. Debía asegurarme de mirar luego en el cuarto de Dan si había algún tipo de Diario para recordarme su vida, sí, de seguro Dan tenía un diario. Parecía de la clase de chicos que tienen un diario.

Ibamos pasando por una calle bastante linda, estaba diseñada de tal manera que me recordaba una calle Parisina que vi una vez en una foto, fue en una esquina donde se erguía un hermosos farol donde una señora contrastaba con todo el lugar. Tenía el pelo blanquecino y enmarañado, su rostro estaba arrugado y vestía ropa bastante vieja y un poco oscura.

- Dan, ¿No vas a saludar a la señora Blanchett? - Celeste me miró y me indicó a la señora de aspecto oscuro. Le hice una seña que esta le devolvió y me dijo mientras se alejaba en la dirección contrario - Ve a decirle algo, yo voy a aprovechar de comprar algo donde el señor McGregor.

Se alejó rápidamente dejandome sin nada más que hacer que asercarme a aquella mujer que jamás había visto, ella refufuñaba algunas palabras intelegibles. Me dirigió la mirada y me espanté... tenía un ojo gris, y el otro totalmente blanco, carente de Iris y Pupila.

Se quedó callada y pensativa, cerro los ojos unos momentos y me miró con una lagrima en los ojos.

- Lo mataste - Me dijo a secas
La miré extrañado, yo no había matado a nadie, si había dañado a alguien alguna vez no había sido a nadie más que a mí mismo. Por que ahora esta señora a la cual jamás había visto, bien... tal vez Dan si la habia visto. Pero aún así por qué me acusaba de asesinato.

A menos que Dan fuese un asesino, ¿Estaba en el cuerpo de un asesino?
Fue cuando mis ojos se posaron exactamente sobre la pupila de la señora cuando vi reflajado a través de ellos la realidad... Jamás me había detenido a pensar qué había pasado con Dan. ¿El también había muerto? ¿Fue un error del destino que mi ser acabase en su cuerpo?

- Lo mataste, lo mataste, ¡Asesino! - Empezó a gritar, gritaba con mucha fuerza... yo intente en vano tratar de calmarla. ¿Qué sabía esta señora?
Celeste regresó corriendo con las bolsas que había comprado y me miró con esepticismo.

- ¿Qué le ha pasado Dan? Nunca la había visto tan alterado, vamos señora Blanchett, cálmese... ¿Traigo a su hijo? - Celeste la consolaba mejor que yo, definitivamente, yo estaba paralizado, intrigado por las palabras de la señora Blanchett.

No fuimos a la Universidad, perdimos la hora y decidimos dar la vuelta. Le insistí a Celeste que no me sentía muy bien y qué prefiria ir a mi casa. Ella me acompañó hasta la puerta y no paraba de contarme cosas de la Señora Blanchett.

En el lindel me miró y antes de besarme para despedirse me dijo.

- No pareces tú hoy Dan, será mejor que duermas un rato -

Cuando entré en la casa, no puedo explicar como, empezé a llorar, a llorar desconsoladamente, a llorar tanto que parecía llanto cargado de rabia.
Me miré en el espejo y me sentí extraño, ¿Era esta vida la que quería?

Busque en Internet mi nombre, mi verdadero nombre... Josh Buckel, una noticia... buscaban familiares, mi cuerpo se encontraba en el hospital peligrando de muerte.

- Maldición, ese es Dan, ¡Ese es Dan! Maldición, qué he hecho - Grité, grité hasta que me quedé dormido.

Me desperté un par de horas después en una sala totalmente nueva. Una gigantesca luz alumbraba el techo blanquecino y mi vista estaba un poco nublada.

- A despertado - Escuché a una mujer de voz suave decir. Luego creí escuchar a mi madre, a mí verdadera madre llorar. Estaba en la Clinica.

Más tarde habría corroborado que mi pequeña incursión en el cuerpo de otro no había sido solo un sueño. Dan Pompe era alguien de verdad, había estado un día en su cuerpo, y el había estado un día en el mío.

Muchas cosas aprendí de ese viaje, que esperaba jamás volver a valorar. La primera era valorar más mi vida, la segunda... qué a veces, hay que comprender que con tus errores, puedes arriesgar algo más que tu propio pellejo.

0 comentarios:

Design by The Blogger Templates Gorgeous Beaches of Goa

Design by The Blogger Templates